domingo, 9 de abril de 2017

Aquí estoy

Aquí estoy, después de tanto tiempo, acodado sobre la mesa de un conocido restaurante, en mi barrio, solo, observándome: 
Con los olores de mi antiguo cuarto y la comida esperándome sobre la mesa.
Recordando la voz de mi Madre y su consabida paciencia, contándome cuentos de almas perdidas; inventándose temas.
Los hermosos ojos y la blanca risa de Katia ¡Tendrían que verla y oírla reír!
Las bromas de mi mejor amiga, ¡cómo se curvan sus cejas cuando ríe!
Verme en los ojos de quien amo ¡Menos mal que son claramente grandotes!
La teleportación cuántica desde el hoy al ayer, con mis grandes amigos del colegio, en el point de siempre, acompañados de unas cervezas bien heladas: siempre con historias sobre los amores de adolescencia: ¡Parece que son temas que nunca se agotan!
Las lecturas nunca olvidadas: Poe, Gorki, Dostoyevski, Benedetti, Borges, Lovecraft, Ribeyro, Joyce, Hamsun…
Explorar mi creatividad en cualquiera de sus manifestaciones.
Jugar con un perro, observar su rostro perplejo, buscando que mis manos le proporcionen cariño.
Caminar, caminar, caminar; tal vez gesticulando.
Leer: un buen libro o uno regular, un cuento infantil o para gente grande, el periódico, una revista actual o pasada, los correos de mis amigos, los laborales… leer, leer es un placer.
Oír música mientras me baño; juro que estoy en cualquier otro lugar.
Los días soleados de mi país.
La corriente de aire que entra por mi ventana… y yo pertrechado con mis pensamientos: todos locos.
Oír una buena historia, las narraciones de mi amiga Alejandra, de la seria de Tania; siempre mis relatoras favoritas, de quienes copio tanto…
Fotografiar a la gente que quiero.
Un cebiche, una parihuela, un arroz con pato… una limonada frozen.
Un helado de lúcuma y fresa, tal vez de chocolate.
Ir al cine y llegar justo cuando va a empezar la película…
Nadar en el mar, con los gritos de los más pequeños, pidiéndome que los espere.
¡Comprar libros, nuevos, de segunda, antiguos o modernos, en fin; o que me los regalen!
Cruzar desde mi casa hasta mi barrio antiguo y observar que todo ha cambiado, que la gente ya no es la misma. Que hay nueva gente y que nos miran distraídos, que ya no nos quieren…
Los domingos como morsa, acurrucado y con la flojera hasta el cuello, olvidándome del lunes, de lo planificado.
Escribir, escribir, escribir… Escribirme a mí mismo…

Loro

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